CUBA Información

lunes, 28 de junio de 2010

Saber la verdad a tiempo


Cuando escribía cada una de mis Reflexiones anteriores, a medida que una catástrofe para la humanidad se aproximaba aceleradamente, mi mayor preocupación era cumplir el deber elemental de informar a nuestro pueblo.

Hoy estoy más tranquilo que hace 26 días. Como siguen ocurriendo cosas en la corta espera, puedo reiterar y enriquecer la información a la opinión pública nacional e internacional.

Obama se comprometió en asistir el dos de julio al partido de cuartos de final, si su país obtenía la victoria en los octavos de final. Él debiera saber más que nadie, que esos cuartos de final no podrían realizarse ya que antes ocurrirán gravísimos acontecimientos, o al menos debiera saberlo.

El pasado viernes 25 de junio, una agencia internacional de noticias de conocida minuciosidad en los detalles de las informaciones que elabora, publicó las declaraciones del “…comandante de la Armada del cuerpo élite de los Guardianes de la Revolución Islámica, general Ali Fadavi…” -advirtiendo - “…que si Estados Unidos y sus aliados inspeccionan a los barcos iraníes en aguas internacionales ‘recibirán una respuesta en el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz’”.

La información fue tomada de la agencia local de noticias Mehr, de Irán.

Dicha agencia, según el despacho, comunicó: “Fadavi añadió que ‘la Armada de los Guardianes de la Revolución cuenta actualmente con centenares de embarcaciones dotadas con lanzaderas de misiles’.”

La información elaborada casi a la misma hora de lo publicado en Granma, o tal vez antes, parecía en algunos puntos una copia al carbón de los párrafos de la Reflexión elaborada el jueves 24 de junio y publicada en ese periódico el viernes 25.

La coincidencia se explica por el uso elemental que siempre aplico del razonamiento lógico. Yo no conocía una palabra de lo que publicó la agencia local iraní.

No albergo la menor duda de que tan pronto las naves de guerra de Estados Unidos e Israel ocupen sus puestos -junto al resto de las embarcaciones militares norteamericanas ubicadas en las proximidades de las costas iraníes - e intenten inspeccionar el primer buque mercante de ese país, se desatará una lluvia de proyectiles en una y otra dirección. Será el momento exacto en que se iniciará la terrible guerra. No es posible prever cuántas naves se hundirán ni de qué bandera.

Saber la verdad a tiempo es para nuestro pueblo lo más importante.

No importa que casi todos por natural instinto, podría decirse que el 99,9 por ciento o más de mis compatriotas, conserven la esperanza y coincidan conmigo en el deseo sincero de estar equivocado. He conversado con personas de los círculos más cercanos y a la vez recibido noticias de tantos ciudadanos nobles, abnegados y cumplidores de su deber, que al leer mis Reflexiones no impugnan en lo más mínimo sus consideraciones, asimilan, creen y tragan en seco los razonamientos que expongo, sin embargo, dedican de inmediato su tiempo a cumplir con el trabajo, al que consagran sus energías.

Eso es precisamente lo que deseamos de nuestros compatriotas. Lo peor es que repentinamente se conozcan las noticias de gravísimos acontecimientos, sin haber escuchado antes noticia alguna sobre tales posibilidades, entonces cundirá el desconcierto y el pánico, que sería indigno de un pueblo heroico como el cubano, que estuvo a punto de ser objetivo de un ataque nuclear masivo en octubre de 1962, y no vaciló un instante en cumplir el deber.

En el desempeño de heroicas misiones internacionalistas, combatientes y jefes valientes de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias estuvieron a punto de ser víctimas de ataques nucleares contra las tropas cubanas que se aproximaban a la frontera sur de Angola, donde las fuerzas racistas sudafricanas habían sido desalojadas tras la batalla de Cuito Cuanavale y se atrincheraban en la frontera con Namibia.

El Pentágono, con el conocimiento del Presidente de Estados Unidos, suministró a los racistas sudafricanos alrededor de 14 armas nucleares a través de Israel, más poderosas que las que fueron lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, como hemos explicado en otras reflexiones.

No soy profeta ni adivino. Nadie me informó una palabra de lo que iba a ocurrir; todo ha sido fruto de lo que hoy califico como el razonamiento lógico.

No somos novatos ni entrometidos en este complicado tema.

En la poscrisis nuclear, se puede augurar lo que ocurrirá en el resto de América de lengua iberoamericana.

En tales circunstancias, no se podrá hablar de capitalismo o socialismo. Sólo se abrirá una etapa de administración de los bienes y servicios disponibles en esta parte del continente. Inevitablemente seguirán gobernando cada país los que hoy están al frente del gobierno, varios muy cercanos al socialismo y otros llenos de euforia por la apertura de un mercado mundial que hoy se abre para los combustibles, el uranio, el cobre, el litio, el aluminio, el hierro, y otros metales que hoy se envían a los países desarrollados y ricos que desaparecerá repentinamente.

Abundantes alimentos que hoy se exportan a ese mercado mundial también desaparecerán de forma abrupta.

En semejantes circunstancias, los productos más elementales que se requieren para vivir: los alimentos, el agua, los combustibles y los recursos del hemisferio al sur de Estados Unidos, abundan para mantener un poco de civilización, cuyos avances descontrolados han dirigido la humanidad a semejante desastre.

Hay, sin embargo, cosas muy inciertas todavía, ¿podrán abstenerse las dos más poderosas potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia, de emplear una contra la otra sus armas nucleares?

Lo que no cabe la menor duda es que desde Europa, las armas nucleares de Gran Bretaña y Francia, aliadas a Estados Unidos e Israel -que impusieron con entusiasmo la resolución que inevitablemente desatará la guerra, y ésta, por las razones explicadas, de inmediato se volverá nuclear-, amenazan el territorio ruso, aunque el país al igual que China ha tratado de evitar en la medida de las fuerzas y las posibilidades de cada una de ellas.

La economía de la superpotencia se derrumbará como castillo de naipes. La sociedad norteamericana es la menos preparada para soportar una catástrofe como la que el imperio ha creado en el propio territorio de donde partió.

Ignoramos cuáles serán los efectos ambientales de las armas nucleares, que inevitablemente estallarán en varias partes de nuestro planeta, y que en la variante menos grave, se van a producir en abundancia.

Aventurar hipótesis sería pura ciencia ficción de mi parte.

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Fidel Castro Ruz

Junio 27 de 2010

2 y 15 p.m.

miércoles, 9 de junio de 2010

El Pájaro y el Prisionero

Reflexiones del Compañero FIDEL: En los umbrales de la tragedia



Desde el día 26 de marzo, ni Obama ni el Presidente de Corea del Sur han podido explicar lo que realmente ocurrió con el buque insignia de la Marina de Guerra sudcoreana, el modernísimo caza submarino Cheonan, que participaba en una maniobra con la Armada de Estados Unidos al oeste de la Península de Corea, próximo a los límites de las dos Repúblicas, ocasionándole 46 muertos y decenas de heridos.


Lo embarazoso para el imperio es que su aliado conozca de fuentes fidedignas que el buque fue hundido por Estados Unidos. No existe forma de eludir ese hecho que los acompañará como una sombra.En otra parte del mundo las circunstancias se ajustan igualmente a sucesos mucho más peligrosos que en el Este de Asia y no pueden dejar de ocurrir, sin que el superpoderoso imperio tenga forma de evitarlo.


Israel no se abstendría de activar y usar, con total independencia, el considerable poder nuclear creado por Estados Unidos en ese país. Pensar en otra cosa, es ignorar la realidad.


Otro asunto muy grave es que Naciones Unidas no tiene tampoco forma alguna de cambiar el curso de los acontecimientos y muy pronto los archirreaccionarios que gobiernan Israel chocarán con la indoblegable resistencia de Irán, una nación de más de 70 millones de habitantes y conocidas tradiciones religiosas que no aceptará las amenazas insolentes de adversario alguno.

En dos palabras: Irán no se plegará ante las amenazas de Israel.


Los habitantes del mundo, como es lógico, disfrutan cada vez más de los grandes acontecimientos deportivos, los relacionados con la recreación, la cultura y otros que ocupan sus espacios limitados de ocio en medio de los deberes que les ocupan gran parte de su tiempo dedicado a quehaceres cotidianos.


En días próximos, el Campeonato Mundial de Fútbol que tendrá lugar en Sudáfrica les arrebatará todas las horas libres de su tiempo. Con creciente emoción irán siguiendo las vicisitudes de los personajes más conocidos. Observarán cada paso de Maradona y no dejarán de recordar el instante del gol espectacular que decidió la victoria de Argentina en uno de los clásicos. De nuevo otro argentino viene despuntando espectacularmente, de baja estatura, pero veloz, que aparece como rayo y con las piernas o la cabeza dispara la pelota a velocidad insólita. Su apellido: Messi, de origen italiano, ya es conocido y repetido por todos los fanáticos.


La imaginación de estos es llevada hasta el delirio cuando llegan las imágenes de los numerosos estadios donde tienen lugar las competencias. Los proyectistas y arquitectos han creado obras jamás soñadas por el público.


A los gobiernos, que viven de reunión en reunión para cumplir las obligaciones que la nueva época ha puesto sobre sus hombros, no les puede alcanzar el tiempo para conocer la montaña de noticias que la televisión, la radio y la prensa escrita divulgan constantemente.


Casi todo depende exclusivamente de la información que les hagan llegar sus asesores. Algunos de los más poderosos e importantes Jefes de Estado que toman las decisiones fundamentales, acostumbran a usar los teléfonos celulares para comunicarse entre ellos varias veces diariamente. Un número creciente de millones de personas en el mundo viven apegados a esos equipitos sin que nadie sepa qué efecto tendrán en la salud humana. Se diluye la envidia que debiéramos tener por no haber disfrutado de esas posibilidades en nuestra época, que se aleja a su vez velozmente en muy pocos años y casi sin darnos cuenta.


Ayer se publicó, en medio de la vorágine, que posiblemente hoy el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas podría votar una resolución pendiente para decidir si se impone una cuarta ronda de sanciones a Irán por negarse a detener el enriquecimiento de uranio.


Lo irónico de esta situación es que si se tratara de Israel, Estados Unidos y sus aliados más estrechos dirían de inmediato que Israel no suscribió el Tratado de No Proliferación Nuclear y vetarían la resolución.


En cambio, si se acusa a Irán simplemente de producir uranio enriquecido hasta el 20 por ciento, de inmediato se solicita la aplicación de sanciones económicas para estrangularlo y es obvio que Israel actuaría como siempre, con fanatismo fascista, igual que hicieron los soldados de las tropas élites lanzados desde helicópteros en horas de la madrugada sobre los que viajaban en la flotilla solidaria, que transportaba alimentos para la población sitiada en Gaza matando varias personas e hiriendo a decenas que fueron después arrestadas junto a los tripulantes de las embarcaciones.


Es obvio que tratarán de destruir las instalaciones donde Irán enriquece una parte del uranio que produce. Es también obvio que Irán no se resignará ante ese tratamiento desigual.


Las consecuencias de los enredos imperiales de Estados Unidos podrían ser catastróficas y afectarían a todos los habitantes del planeta, mucho más que todas las crisis económicas juntas.





Fidel Castro Ruz


Junio 8 de 201012 y 33 p.m.

Carlos Barragán: “Ernesto, me tenés podrido”

Por: Carlos Barragán, periodista
cultura@miradasalsur.com

Ernesto, me tenés podrido. La vez pasada contesté tu columna porque me citabas directamente aun sin nombrarme. Y esta vez lo hago porque, otra vez sin citarme, leo en tu nueva columna que versa sobre qué es ser periodista: “en estos tiempos en los que se pretende instalar que la única manera digna de serlo (periodista) es recibir una paga –directa o indirecta– del Gobierno y repetir que todos los periodistas son títeres, y que todos los opositores son malísimos y que todos los oficialistas son realmente brillantes”.

Me tenés podrido, Ernesto. Porque yo recibo una paga “indirecta” del Gobierno, de la misma manera que lo hacen mis compañeros de programa, una paga que recibimos para criticar cómo se maneja el periodismo cuando las papas queman. Porque ahora las papas queman, Ernesto. ¿Sabés por qué? Porque el grupo económico –que a vos te da tu paga– cuando deba atenerse a nuevas normas elaboradas, dictadas, sancionadas y aplicadas democráticamente perderá gran parte de sus negocios. Y estos negocios incluyen el gran negocio de monopolizar el relato de la realidad. Ya sé que eso no es cierto para vos que no creés que TN, los noticieros del 13, y demás parlantes, hayan saboteado la 125, ni que hayan saboteado el pago de deuda con reservas, a Marcó del Pont, la estatización de las Afjp, todos los viajes diplomáticos, ni que inventen que Carrió es una política lúcida, ni que bombéen la AUH, ni que reprochen (y tergiversen) día a día cada dicho de la Presidenta, ni que tilden de mentira cada anuncio oficial, ni que llamen “piquete” o “caos de tránsito” a toda expresión social… y la lista es interminable, Ernesto. Porque aunque vos no lo creas la mayor empresa periodística del país –que es en la que trabajás– no para ni un segundo de maquinar para imponer su verdad. Que no es una verdad cualquiera (todos tenemos una) sino la verdad de un grupo económico que intenta sobrevivir cuando las papas queman. Y las papas queman, Ernesto. Porque además esa empresa que paga tu sueldo nació, creció, se desarrolló y se volvió hegemónica entre sus competidoras de manera tan oscura que hasta parece que las torturas fueron parte de su fundación. ¿Pensás que lo de Papel Prensa es otra manipulación?

Y esa empresa, esa que vos no creés que esté fuera de sí para autoconservarse, tiene el problema de que su dueña podría ser apropiadora de hijos de desaparecidos. Tanto podría serlo que hace nueve años que está evitando la resolución del caso.

Entonces, Ernesto, me tenés podrido. Porque la máquina periodística donde trabajás está puesta al servicio de evitar a cualquier costo que se compruebe el delito de apropiación de personas, el delito fundacional de Papel Prensa, y que se aplique una ley democrática que choca contra su funcionamiento hegemónico. Esa empresa periodística usa al periodismo como una palanca para sobrevivir como empresa comercial.

Y hablás de periodismo y dignidad, Ernesto. Y te enojás con quienes señalamos esto, y te tomás el trabajo de encontrarle virtudes a Majul, a Morales Solá, y a Santoro. ¿Qué tal si buscás algún delito resuelto por el Fino Palacios, o si te acordás de lo bien que hizo Menem en sacar el servicio militar, de contar que Neustadt le dio trabajo a un adolescente y hombre de bien Carlitos Ulanovsky, o que Cecilia Pando es una mamá copada?

Tu idea es que nada es blanco o negro, que todo es un poco de todo, que las cosas no son tan claras, que no hay buenos ni malos, que nadie es dueño de la verdad, que no se puede tirar la primera piedra y un montón de clishés más para explicarte a vos mismo que el mundo es un lugar inasible, gelatinoso, donde todos somos más parecidos que diferentes. Pero las papas queman, Ernesto. Hay cosas que están cambiando y hay quienes quieren que cambien, y otros que no. Y habemos quienes ponemos la cara para que las cosas cambien, y nos sentimos en el lugar correcto.

Yo soy uno de esos que cobra, como decís vos, “indirectamente” del Gobierno. El mismo Gobierno que paga a los maestros para enseñar, a los médicos para curar, a los policías para cuidar, y a mí para que pueda pensar sin las presiones de las buenas empresas. Que son buenas, pero a veces se vuelven demasiado poderosas. Y me pagan, me pagan con menos ceros de los acostumbrados en la tele. Como para que ese dinero no me genere un amor desmedido por quienes me pagan. Ese amor, ese Síndrome de Estocolmo que a veces viven los periodistas estrellas, engordados desmesuradamente para que hagan suya la lógica empresaria del millón, el dos, el tres, y el infinito.

Porque las papas queman, Ernesto.

Por eso cuando decís: “Ojalá el periodismo no se transforme en la mediocridad de cobrar un sueldo en el Estado para elogiar al Gobierno y detractar a sus críticos”, yo siento que forzaste una abstracción que no abunda en honestidad intelectual.

¿De qué críticos al Gobierno hablás? ¿de Magnetto? ¿de la Sra. de Noble? ¿de Mariano Grondona? ¿de Blank? ¿de Kirschbaum? Ya lo sé, no te gusta que se ataque a la gente, porque nadie es un “malo absoluto”. Pensás que eso es berreta, de barricada, es la lógica del amigo/enemigo. Una baratija dialéctica para engañar a los incautos.

Pero la mediocridad de cobrar un sueldo del Estado para elogiar al Gobierno, es muy parecida a la grandeza de cobrar de Clarín para elogiar a Clarín.

¿Estoy loco, o alguna vez te escuché elogiar a Clarín porque ahí trabajás en libertad?

Yo no creo que por eso seas un mediocre ni un héroe. Tendrás alguna buena razón para querer estar ahí, pero para eso necesitás olvidarte que estás en un lugar donde hoy el periodismo se pasa por una picadora de carne. Y donde tu libertad individual en el mejor y más triste de los casos sirve como el aceite que lubrica a la máquina de desinformar. La máquina de proteger a la máquina.

¿Creés que en Mitre me querrán dar un programa a mí? ¿Y si voy con Pablo Llonto? ¿O a Sandra Russo, o a Galende para escuchar “todas las voces”?

Me tenés podrido, Ernesto.

Mis elogios al Gobierno los hago desde antes de estar donde estoy. Los hacía gratis. En realidad esos elogios los pagué de mi bolsillo. Los pagué con alguna oportunidad de trabajo perdida. Y mis críticas al Gobierno las hago entre amigos, porque el espacio que tengo en la tele. prefiero usarlo para criticar a quienes no quieren nada de lo bueno del Gobierno. ¿Te parezco muy indigno?

Tu columna habla del Día del Periodista, y escribís “en estos tiempos me vienen a la memoria muchas de las historias valientes, íntegras y conmovedoras…”.

Mirá, Ernesto, en estos tiempos para el periodismo las papas queman, y no me parece conmovedor haberse quedado bajo el ala de la corporación periodística más poderosa que existió en el país. Corporación que a tu mencionado diario Di Presse, seguramente –y como es su estilo– no le haría la vida fácil.

A mí, como a vos, me encantaría que hubiera más de un buen diario escrito en idisch, diarios en mapuche, en guaraní, diarios de derecha, diarios zurdos, diarios fachos, diarios brillantes, y diarios mentirosos también.

Por eso defiendo la ley de medios, y por eso estoy orgulloso de estar en Canal 7.

Por eso me tenés podrido. Porque las papas queman, y vos seguís mirándote el ombligo. Porque nos agarró una granizada, y vos pensás que hay gente mala que te tira piedritas blancas. Y es que graniza, nomás.

Porque el clima a veces cambia, te guste o no te guste.

http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=93920

Centro Oftalmológico Dr. Ernesto Guevara - Córdoba, Argentina

Cubadebate

Notas de Facebook de Oscar Sosa Rios